¿Y si aprovechas estos días para reconectar contigo?
El verano tiene algo especial. Todo se mueve más lento… y a la vez, todo parece agitarse un poco más.
Hay más luz, más ruido, más encuentros, más calor. Se rompen rutinas y se abren espacios nuevos. A veces eso nos encanta, y otras… nos descoloca.
Este tiempo tan peculiar puede ser una gran oportunidad para hacer una pausa real. No solo externa, sino interna. Parar para escuchar cómo estamos, cómo nos sentimos, qué necesitamos.
No hace falta hacer grandes cosas. Bastan pequeños rituales diarios que te devuelvan al presente:
– un ratito de respiración consciente antes de dormir
– estirar el cuerpo al despertar
– pasear sin prisa, sin móvil, solo para mirar el cielo
– poner unas gotas de aceite esencial fresco en las muñecas
– o simplemente estar en silencio
Recuerda: no todo el mundo vive el verano como “vacaciones perfectas”. Y está bien. Lo importante es darte espacio, escucharte, respetar tus tiempos.